Denhan Harman en 1956 lanzó la teoría de que el envejecimiento era el resultado de las lesiones producidas por los radicales libres.
Los radicales libres se generan mayoritariamente en el metabolismo aerobio, durante la respiración celular, en la mitocondria. En ésta, durante la reducción univalente del oxígeno es dónde se producen los RL. El ión superóxido, el peróxido de hidrogeno, el oxigeno singlete y el radical hidroxilo son los RL principales relacionados con el envejecimiento acelerado y las enfermedades relacionadas.
El daño oxidativo prolongado, sin control, conduce irremediablemente a una aceleración del envejecimiento cronológico y además a la asociación de enfermedades, influenciadas también por factores genéticos y del entorno.
Mas de 3x109 moléculas de Peróxido de Hidrogeno generan a la hora las células humanas.
La sobreproducción sin control de RL conduce a daño en todas las macromoléculas del organismo, las proteínas oxidadas de los animales viejos representan entre el 30-50% de todas las proteínas celulares por lo que la actividad enzimática con la edad decrece; el DNA es lesionado cada día por los RL en más de 10.000 lesiones. La organela que sufre el mayor ataque de los RL es la mitocondria, que es precisamente dónde se producen los radicales libres y la consecuencia del ataque masivo y descontrolado incide sobre la producción de energía en forma de ATP, reduciéndose y, por tanto, alterando los procesos químicos celulares, entre otros los de reparación.
Para restringir la producción de RL la restricción calórica es un mecanismo adecuado y así quedó demostrado en experimentación animal dónde los animales sometidos a restricción calórica mostraban un descenso significativo de ión superóxido y peróxido de hidrogeno con respecto a los alimentados normalmente.
Pero el control de la sobreproducción de RL corresponde a los sistemas antioxidantes y en primer lugar a los endógenos o enzimáticos: superóxido dismutasa, catalasa y el sistema glutatión peroxidasa. La actuación conjunta de todos ellos, incluidos los no enzimáticos como son los exógenos (Vit C ), los tocoferoles (Vit. E) o los antioxidantes extracelulares como la transferrina o ceruloplasmina, estos últimos encargados de secuestrar iones metálicos del plasma como el Hierro o Cobre, (el peróxido de hidrogeno al reaccionar con el Hierro por la reacción de Fenton produce radical hidroxilo ) es evitar la formación del temible radical hidroxilo, radical indestructible una vez formado y que provoca daño mientras exista. Por lo que la estrategia defensiva es evitar su producción. Es por tanto vital que todos los sistemas antioxidantes funcionen de forma coordinada, como si se tratara de una cadena. El disbalance entre la sobreproducción de RL y/o el fallo de los sistemas antioxidantes conduce al llamado ESTRÉS OXIDATIVO.
Muchos estudios de investigación en animales han demostrado que la sobre-expresión de SOD o catalasa tiene como resultado menos lesiones en las proteínas y un aumento de la longevidad máxima en más de un tercio. En gusanos nematodos, a los cuáles se les modifica un único gen, el age-1, muestran una longevidad mayor del 70% posiblemente como consecuencia de la producción elevada de SOD y Catalasa que presentan estos Nematodos mutantes. Otro estudio con el gusano C. Elegans a los que administraron SOD demostró una esperanza de vida superior al 50% con respecto al grupo control.
La radiación ultravioleta es el factor exógeno más importante de producción de RL afectando especialmente a la estructura y función de la piel; de todos es bien sabido que la exposición aguda da lugar a quemadura solar o eritema y descamación cutánea. En el foto-envejecimiento el fenómeno cutáneo más común es la elastosis, dónde el colágeno se degrada y se acumula elastina en la dermis.
Todo apunta que el estrés oxidativo juega un papel básico: el hierro en ratas se eleva tras exponerse a radiación UV, como habíamos dicho el peróxido de hidrogeno puede reaccionar con el Fe y formar radical hidroxilo.
Fibroblastos expuestos a radiación UV generan radical hidroxilo. También en keratinocitos se han demostrado RL.
Pero posiblemente la acción más estudiada de las radiaciones es la generación de oxígeno singlete, el cual tiene gran capacidad de dañar ácidos nucleícos, hasta el punto que se utiliza experimentalmente para modificar el DNA en cultivos celulares. El oxígeno singlete también lesiona lípidos y proteínas. Se demuestra el aumento de 8-OHdG (8 hidroxi 2 deoxiguanosina) como marcador del daño al DNA después de exposición a radiación UV.
La generación de RL por efecto de la luz es un hecho científicamente probado y constatado en diversas observaciones, como por ejemplo la enfermedad de los pavos, conocida como ceguera del ojo derecho, enfermedad debida a que los pavos dan vueltas sobre un foco de luz siendo afectado el ojo expuesto.
Es lógico pensar que la mejor lucha contra el estrés oxidativo radica en una estrategia que consista en evitar la formación de RL, una vez producidos que existan adecuados mecanismos de control del exceso de producción y además que existan sistemas de reparación eficaces una vez producido el daño. Además de la evitación de la formación de RL a cargo de medidas dietéticas y de vida saludable, la existencia de un buen sistema antioxidante, fundamentalmente enzimático, coordinado con la ayuda de los antioxidantes extracelulares, como la transferrina o ceruloplasmina, así como antioxidantes exógenos como las Vit. C, E, B-carotenos.
Existen diferentes autores que proponen la asociación de varios antioxidantes, sin embargo es posible, como ocurre en el caso del ozono que, pueda existir una competencia a favor de antioxidantes de menor valor en detrimento de los sistemas enzimáticos antioxidantes, que son precisamente los que ejercen una potencia antioxidante fotoprotectora de mayor entidad, al impedir precisamente la formación del letal radical hidroxilo.
Los diferentes modelos experimentales tanto en animales como en humanos realizados con ozonoterapia han otorgado al ozono una papel fundamental en la activación y/o estimulación endógena de la superóxido dismutasa, catalasa y glutatión peroxidasa, de manera tal que estimulaciones periódicas y repetidas con ozono provocan un controlado estallido respiratorio capaz de iniciar señales activadoras de distintos mecanismos y que de forma asombrosa dotan a la ozonoterapia de una mecanismo de acción diverso convirtiéndola en una terapia de amplio espectro muy poderosa al actuar no solo como oxigenante, antiinflamatorio, germicida, inmunomodulador sino como un potentísimo activador de los sistemas antioxidantes enzimáticos.
Precisamente, la mejor terapia Antienvejecimiento es aquella que no teniendo ni efectos secundarios ni contraindicaciones pueda no solo mantener una buena actividad antioxidante sino luchar a la vez contra las enfermedades asociadas